SALVADORES DE NIÑOS (3)

Un caso más reciente,y con los padres del niño salvado como testigos,ocurrió en 1978,en Miami Beach.Una niña de seis años,Hillary Russell,quedó atrapada en un remolino de agua.Sus padres la ven desde la orilla,y por la virulencia de las aguas se horrorizan porque dan por seguro de que se va ahogar.En ese momento,su padre,ve a un hombre de unos 30 años y cabello moreno que está de pie junto a la niña.El extraño la cogió en sus brazos.La facilidad para caminar en medio de un mar tan embravecido asombró a los padres.El hombre,al llegar a la orilla,deja a la niña en los brazos de su madre y esta le da emocionada las gracias.El padre y la madre abrazan fuertemente a su hija,y cuando se volvieron,no vieron a ningún hombre.¿Quién pudo ser?

Este episodio me ha hecho recordar dos cosas: una es que la mayoría de supervivientes de accidentes aéreos o de tráfico terrestre son niños.La ciencia,que se ha dado cuenta de ese dato,explica que el menor tamaño de los niños juegan a su favor a la hora de ser fuertemente golpeados.Pero se incluyen adolescentes,algunos con cuerpos de tamaño similar a los de un adulto.En esta cuestión es dificil llegar a una conclusión.También que cada año unos 175.000 niños mueren cada año por ahogamiento,pero 3 millones sobreviven,y las secuelas parecen ser muy inferiores a los de un adulto.¿Puede haber en esta cifra una anomalía estadística,como existe en los aviones y trenes que sufren accidentes?

EL ÁNGEL ESTUVO A SU LADO...

Joan Wester Anderson en su libro "Donde caminan los ángeles" cuenta el caso del niño Jason Hardy de tres años, ocurrido en abril de 1981. Su familia estaba viviendo en una casa de campo y el niño se cayó a una piscina. Cuando se dieron cuenta, ya el niño estaba ahogado y llevaba una hora, al menos, bajo el agua, clínicamente muerto. Toda la familia se desesperó. Llamaron a los paramédicos que vinieron de inmediato y lo llevaron al hospital. Jason estaba en coma y humanamente nada podía hacerse.

 A los cinco días desarrolló una neumonía y los médicos creyeron que era el final. Su familia y amigos rezaron mucho por la curación del niño y ocurrió el milagro. Comenzó a despertar y a los veinte días estaba sano y fue dado de alta del hospital. Hoy Jason es un joven fuerte y dinámico
completamente normal. ¿Qué había ocurrido? El niño pudo decir en sus pocas palabras que estaba todo oscuro en la piscina, pero "el ángel estuvo conmigo y yo no tenía miedo". Dios había enviado a su ángel para salvarlo.

DONDE LOS ÁNGELES CAMINAN (2)

Stacey, una joven de unos veinte años, iba una noche a su
casa, después de salir de trabajar. Antes de llegar a su casa, vio a
un individuo que le dio mucho miedo, recostado junto a la esquina.
Ella invocó a su ángel: "Ángel de mi guarda protégeme"; y pasó
temblando. Cuando llegó a su casa, tuvo que echarse en la cama
para descansar un poco y desahogarse llorando. Al poco tiempo,
oyó las sirenas de la policía y vio por la ventana que algo había
pasado en aquella esquina. Al día siguiente, escuchó a algunos
vecinos decir que un hombre había violado a una joven en ese
lugar. La policía había cogido a un sospechoso. Ella fue a la
comisaría de policía a ver si podía identificarlo como el hombre que
había visto el día anterior. Era el mismo.
 Cuando el policía le preguntó al sospechoso el porqué no le
había asaltado a ella. Él respondió: "La recuerdo bien. Pero ella
estaba caminando con un tipo grande, que estaba a su derecha".
Su ángel la había salvado.

DONDE LOS ÁNGELES CAMINAN (1)

Joan Wester Anderson tiene un libro titulado "Donde los
ángeles caminan". Tiene muchos testimonios de personas comunes
y corrientes que tuvieron experiencias de seres sobrenaturales, que
bajo apariencia humana les salieron al encuentro y los ayudaron en
situaciones difíciles y les salvaron la vida de muchos peligros
inesperados. Por ejemplo, Carol Toussaint estaba manejando su
coche por las alturas de Arlington, Illinois (USA). Al cruzar un paso
de ferrocarril, se quedó atascada en medio de la vía y no podía
encender el vehículo. No sabía qué hacer, cuando un joven se le
acercó amablemente y le hizo ver el peligro que corría. Levantó el
coche y, empujándolo, le hizo pasar la vía. Inmediatamente, pasó el 42
tren, que la hubiera arrollado con seguridad. Pero ¿dónde estaba el
joven que la había ayudado? Lo buscó y no lo pudo encontrar. Fue
algo realmente milagroso y sobrenatural. Aquel joven irradiaba
simpatía y amistad.